NUEVA YORK.- El motor conocido como Wall Street, que ha estado impulsando las economías de Nueva York y Londres durante décadas, podría estar quedándose sin batería. Ambas ciudades han dependido del sector financiero como fuente de empleos, impuestos y de una prosperidad que llegó a varias actividades.
El futuro de esa exuberancia está en duda, con la acogida a las leyes de bancarrota de Lehman Brothers Holdings Inc., la venta de Merrill Lynch & Co. y la probabilidad de que las víctimas de la restricción de crédito se vayan acumulando. Antes de las noticias de este fin de semana, los servicios financieros habían perdido más de 6000 empleos en Nueva York y 20.000 en Londres.
Lehman tiene unos 25.000 empleados. Se calcula que podrían perderse miles de puestos más tras la compra de Merrill Lynch por parte de Bank of America.
Cerca del 5% de los empleos de Nueva York provienen del sector de servicios financieros, pero representan un cuarto de los sueldos, unos US$ 60.000 millones en 2006, según la Oficina del Contralor del Estado de Nueva York.
Cerca del 5% de los empleos de Nueva York provienen del sector de servicios financieros, pero representan un cuarto de los sueldos, unos US$ 60.000 millones en 2006, según la Oficina del Contralor del Estado de Nueva York.
Los expertos estiman que cada empleo financiero genera tres adicionales en otros sectores, como niñeras, trabajadores de restaurantes y publicistas. "Esto alcanza a la totalidad de la economía. No se trata del despido de un puñado de banqueros de inversión", dice Kathryn Wylde, presidenta de la Partnership for New York City, una asociación empresarial.
Carga pesada
Sin duda, cada crisis económica ha suscitado efectos nocivos en los centros financieros globales. Pero esta vez existen motivos sólidos para temer que las firmas financieras no serán nunca más los poderosos motores de crecimiento que han sido. "Esta será una carga pesada para la economía de Nueva York durante los próximos 18 meses o dos años", dijo Mark Vitner, economista de Wachovia, banco con sede en Carolina del Norte.
El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, dijo en una conferencia de prensa que la ciudad se había estado preparando para contracciones en el sector financiero, congelando las contrataciones y recortando el gasto. También dijo que la ciudad estaba protegida por el crecimiento en otras industrias, como los medios de comunicación, la moda, el turismo y la biociencia.
"Londres ha resultado afectada mucho más que Nueva York", dijo.
La industria de bienes raíces comerciales de Londres es más vulnerable que la de Nueva York porque ha registrado más construcción de oficinas en los últimos años. Más de 72.000 metros cuadrados se están construyendo en el distrito financiero y cerca del 80% del espacio se considera especulativo, es decir que aún no hay inquilinos.
La industria de bienes raíces comerciales de Londres es más vulnerable que la de Nueva York porque ha registrado más construcción de oficinas en los últimos años. Más de 72.000 metros cuadrados se están construyendo en el distrito financiero y cerca del 80% del espacio se considera especulativo, es decir que aún no hay inquilinos.
En contraste, Nueva York tiene apenas un puñado de edificios de oficinas destinados a la especulación. Aunque las firmas de servicios financieros de Wall Street han estado desocupando espacio para arrendar en el mercado, los efectos han sido un estancamiento de los alquileres, no una caída dramática.
A pesar de todo, las compañías de bienes raíces de Manhattan resultaron perjudicadas. Brookfield Properties Corp., que alquila la mayor parte del espacio a Merrill Lynch, ayer vio cómo se habían desplomado sus acciones un 18%. El contrato de alquiler de Merrill en su sede del World Financial Center vence en 2013. El Bank of America asumiría la responsabilidad del alquiler hasta esa fecha, pero es poco probable que Merrill renueve el contrato.
La situación de Lehman Brothers es más problemática. Con la protección de la ley de bancarrota, los contratos de alquiler pueden ser cancelados, lo que dejaría a los propietarios con cantidades significativas de espacio vacante.
"La última vez que tuvimos algo parecido fue con Drexel Burnham", dice Peter Riguardi, presidente en Nueva York para los operadores de bienes raíces Jones Lang LaSalle, refiriéndose a la quiebra del banco Drexel Burnham Lambert en 1990.
Riguardi estima que si Lehman pierde el 75% de sus 24.300 metros cuadrados, la tasa de espacio vacante en Nueva York subiría del 8,5 al 11,5 por ciento. Lehman es propietaria de su sede, ubicada cerca de Times Square, que compró por US$ 650 millones tras los ataques contra el World Trade Center, en 2001.
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