miércoles, 10 de septiembre de 2008

Poderosos aguaceros provocan daños e incomunican distintas áreas de República Dominicana

SANTO DOMINGO,La provincia dominicana de San José de Ocoa (Sur) es considerada zona de desastre después de los intensos aguaceros que barrieron varias zonas del país y esta capital la víspera.

Causadas por una hondonada tropical, las lluvias inundaron zonas del centro y barrios marginales y provocaron largos cortes del servicio eléctrico, constató Prensa Latina.
En la zona de Los Cacicazgos los vecinos salieron de urgencia en la madrugada del lunes al martes a rescatar sus autos casi cubiertos por las aguas, testimonio Julio Consuegra, un residente en el área.Las aguas bajaban de forma incontenible arrastrando ramas y "zafacones" (tachos de basura) y subieron casi hasta los techos de los autos, aseguró.
Las fuertes y constantes precipitaciones comenzaron la madrugada del domingo al compás de una tormenta eléctrica que se extendió toda la madrugada hasta entrada la mañana.Los truenos y relámpagos se extendieron con inusual frecuencia durante la madrugada y dañaron circuitos que recién habían sido reparados tras el paso del huracán Gustav.
En su sesión de la víspera, el Senado aprobó una resolución que insta al gobierno a declarar a San José y otras áreas del país zonas de desastre por los daños sufridos en viviendas y sembrados.Un parlamentario calificó los daños de "cuantiosos e irreparables", cifró los destrozos en la infraestructura carretera en el 85 por ciento y demandó el inmediato auxilio del gobierno central.
Llamados similares fueron hechos por senadores de las provincias Bahoruco, Pedernales, Barahona e Independencia, en las cuales el paso de los huracanes Gustav, Hanna y Fay causaron serios estragos.Varias ciudades del interior permanecen incomunicadas desde el azote de las tres tormentas anteriores y miles de personas alojadas en albergues provisionales.
En tanto, la Oficina Meteorológica pronosticó más lluvias para las próximas 36 horas, mala noticia para este país, que espera con aprensión el paso de los días, y con ellos, de la actual temporada ciclónica.

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