PARIS, Francia.- Apoyados por la izquierda, ocho sindicatos han convocado para el jueves un paro general en Francia que está ocasionando problemas en los aeropuertos y transportes públicos, sobre todo de las grandes ciudades, aunque la obligación de avisar con hasta tres días de antelación en caso de apoyar el paro ha permitido garantizar los servicios mínimos.
A las 09.00, un quinto de las conexiones de los ferrocarriles de cercanías y regionales se ha suspendido, así como la mitad de los trenes de alta velocidad. No obstante, el seguimiento de la huelga es menor en los transportes de la capital y el metro, donde se han establecido mayores servicios mínimos. Sin embargo, la circulación por carretera está siendo más fluida de lo habitual en las principales autopistas de entrada a París, según ha informado el Centro Nacional de Información y Coordinación de Tráfico.
En el sistema educativo, donde la mayoría de los padres desconocen si sus hijos serán aceptados en los colegios, los sindicatos hablan de que el 70% del profesorado ha secundado la protesta. También los hospitales, el servicio de Correos, los hospitales y hasta la Comédie Française se verán afectados. Las centrales añaden que, además, se sumarán al paro buena parte de los trabajadores del sector privado, sobre todo de las fábricas de coches.
La aerolínea francesa Air France ha anunciado la anulación del 30% de sus vuelos previstos en el aeropuerto parisino de Orly, y el 10% de los de Charles de Gaulle. En el caso del primero, un 35% de los vuelos de todas las compañías ha sido anulado. Los que están operando registran, de media, unos 30 minutos de retraso en los dos aeródromos de la capital francesa.
Argumentos de la protesta
Las razones que arguyen son varias: el paro, situado en un 7,3% a final de año pero que subirá este mes (cuando Nicolas Sarkozy llegó al poder se situaba en el 8,7% y la media de la UE en el 8,6%); la pérdida de poder adquisitivo y de nivel de vida de los trabajadores, y la convicción de que el Gobierno de Sarkozy, frente a la crisis económica que sacude Francia y que la está hundiendo en la recesión, sólo arbitra medidas para acudir al rescate de los más poderosos: los bancos y los empresarios.
Los sindicatos están convencidos de que el paro alcanzará una cifra récord y de que hay motivos para llevarlo a cabo. Bernard Thibault, secretario general del sindicato CGT, lo expresaba así en una entrevista en Le Parisien: "No podemos aceptar que los trabajadores seamos los únicos que pagan las consecuencias de la crisis. También necesitamos, como los bancos, garantías: pero garantías para la vivienda, para la jubilación...".
Servicios mínimos
La huelga servirá de prueba para comprobar el alcance y la efectividad de la ley sobre los servicios mínimos aprobada en 2007. A este respecto, el primer ministro, François Fillon, aseguró ayer en la radio que "habrá transporte, por lo menos más que antes de que se aprobara la ley".
Nadie se fía. En Francia, y en especial en París, cada uno se ha preparado para lo que se prevé como un día complicado. Hay quien vive en las afueras y se ha quedado a dormir en casas de amigos en el centro de París para no llegar muy tarde y quién se ha pedido el día de vacaciones para esquivar las protestas. La última huelga del sector del transporte, en mayo de 2008, se saldó con un fracaso de los sindicatos al comprobar que París no se descompuso. Pero todo indica que hoy será diferente.
A las 09.00, un quinto de las conexiones de los ferrocarriles de cercanías y regionales se ha suspendido, así como la mitad de los trenes de alta velocidad. No obstante, el seguimiento de la huelga es menor en los transportes de la capital y el metro, donde se han establecido mayores servicios mínimos. Sin embargo, la circulación por carretera está siendo más fluida de lo habitual en las principales autopistas de entrada a París, según ha informado el Centro Nacional de Información y Coordinación de Tráfico.
En el sistema educativo, donde la mayoría de los padres desconocen si sus hijos serán aceptados en los colegios, los sindicatos hablan de que el 70% del profesorado ha secundado la protesta. También los hospitales, el servicio de Correos, los hospitales y hasta la Comédie Française se verán afectados. Las centrales añaden que, además, se sumarán al paro buena parte de los trabajadores del sector privado, sobre todo de las fábricas de coches.
La aerolínea francesa Air France ha anunciado la anulación del 30% de sus vuelos previstos en el aeropuerto parisino de Orly, y el 10% de los de Charles de Gaulle. En el caso del primero, un 35% de los vuelos de todas las compañías ha sido anulado. Los que están operando registran, de media, unos 30 minutos de retraso en los dos aeródromos de la capital francesa.
Argumentos de la protesta
Las razones que arguyen son varias: el paro, situado en un 7,3% a final de año pero que subirá este mes (cuando Nicolas Sarkozy llegó al poder se situaba en el 8,7% y la media de la UE en el 8,6%); la pérdida de poder adquisitivo y de nivel de vida de los trabajadores, y la convicción de que el Gobierno de Sarkozy, frente a la crisis económica que sacude Francia y que la está hundiendo en la recesión, sólo arbitra medidas para acudir al rescate de los más poderosos: los bancos y los empresarios.
Los sindicatos están convencidos de que el paro alcanzará una cifra récord y de que hay motivos para llevarlo a cabo. Bernard Thibault, secretario general del sindicato CGT, lo expresaba así en una entrevista en Le Parisien: "No podemos aceptar que los trabajadores seamos los únicos que pagan las consecuencias de la crisis. También necesitamos, como los bancos, garantías: pero garantías para la vivienda, para la jubilación...".
Servicios mínimos
La huelga servirá de prueba para comprobar el alcance y la efectividad de la ley sobre los servicios mínimos aprobada en 2007. A este respecto, el primer ministro, François Fillon, aseguró ayer en la radio que "habrá transporte, por lo menos más que antes de que se aprobara la ley".
Nadie se fía. En Francia, y en especial en París, cada uno se ha preparado para lo que se prevé como un día complicado. Hay quien vive en las afueras y se ha quedado a dormir en casas de amigos en el centro de París para no llegar muy tarde y quién se ha pedido el día de vacaciones para esquivar las protestas. La última huelga del sector del transporte, en mayo de 2008, se saldó con un fracaso de los sindicatos al comprobar que París no se descompuso. Pero todo indica que hoy será diferente.
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