WASHINGTON.- El gobierno del presidente George W. Bush se negó a conceder protección temporaria a decenas de miles de haitianos indocumentados que viven en Estados Unidos, mientras su país brega por recuperarse de la devastación causada por una serie de huracanes y tormentas tropicales.
El secretario de Seguridad Interior, Michael Chertoff, les denegó ese estatus en una carta al presidente haitiano René Preval, fechada el 19 de diciembre, a la que tuvo acceso la agencia Associated Press.
Preval solicitó a Bush en febrero y octubre del 2008 el estatus que permite a inmigrantes de países que sufren conflictos armados o desastres ambientales permanecer y trabajar en Estados Unidos por tiempo limitado.
Las tormentas de la temporada de huracanes que azotaron a Haití el año pasado dejaron cerca de 800 muertos, decenas de miles de desamparados y daños equivalentes a unos 1.000 millones de dólares.
"Tras un estudio muy cuidadoso, he concluido que a Haití no le corresponde por ley el TPS", o estatus de protección temporal, por su nombre en español, expresó Chertoff en la misiva.
"Sé, no obstante, que los efectos de las tormentas recientes en Haití han sido graves" y en consecuencia el gobierno estadounidense ha tomado medidas para mitigarlos, indicó el funcionario.
En 1990 el Congreso de Estados Unidos aprobó el TPS para los extranjeros que escapaban de guerras civiles y desastres naturales. Después que el huracán Mitch azotó en 1998 a países de América Central y el Caribe, Washington le concedió a El Salvador, Honduras y Nicaragua el estatus de protección temporal, que fue renovado recientemente.
Otros de los países que han sido beneficiados con el TPS son Somalia y Sudán.
Algunas organizaciones de activistas sostienen que unas 20.000 haitianos que viven en Estados Unidos podrían acceder al TPS.
En la carta a Preval, el secretario de Seguridad Interior expresó que era consciente de que cientos de personas murieron, decenas de miles resultaron desplazadas y la infraestructura y los recursos agrícolas de Haití sufrieron un "inmenso daño" por las tormentas.
Dijo también que su departamento trató de ayudar a los haitianos al disponer que la Guardia Costera lleve alimentos, agua, medicinas, ropa y otros suministros humanitarios, y al suspender las deportaciones durante tres meses, hasta el mes pasado.
El portavoz del Departamento de Seguridad Interior, Michael Keegan, manifestó a la AP que las deportaciones se reanudaron "a cuentagotas" a partir del 5 de diciembre y desde entonces han sido repatriados 28 haitianos en vuelos comerciales.
Dijo asimismo que las autoridades estadounidenses trabajan con sus pares de Haití para asegurarse de que puedan atender a los deportados.
"Estamos deportando (la cantidad de personas) que ellos pueden manejar", sostuvo Keegan.
La negativa del TPS y la reanudación de las deportaciones ha provocado enojo entre los activistas haitianos, que esperan el gobierno del presidente electo Barack Obama revierta la decisión de su antecesor.
"Es incompresible la respuesta de Bush ... no hay forma de que Haití no califique para un TPS", expresó en una entrevista telefónica con la AP, Randy McGrorty, director ejecutivo de los Servicios Católicos Legales de la Arquidiócesis de Miami.
"La política es tan irracional que sólo puedo explicarla como racismo", sostuvo McGroty, y aseguró que no ha visto ninguna de las medidas paliativas que el gobierno de Bush dice haber implementado.
Cheryl Little, directora ejecutiva del Centro de Apoyo a los Inmigrantes de la Florida, coincidió y dijo que el hambre, el desamparo y el desempleo son problemas constantes actualmente en Haití tras el paso de las devastadoras tormentas.
"La gente puede morir por esta decisión" de no concederles el TPS, declaró Little a la AP, tras considerar como "incomprensible" la decisión de no concederles el estatus de protección. Dijo que el gobierno de Preval "debería negarse a recibir a los deportados", que difícilmente encontrarán casa y trabajo, y sufrirán hambre.
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