“Estábamos preocupados porque nuestra hija Rosalía no llegaba del trabajo a la hora acostumbrada. Como llovía fuerte, pensamos que esa era la causa de la tardanza. Como la espera se hizo mayor, muy preocupados decidimos llamarla, y ella nos envió desde su celular una foto en la que pudimos ver el gran “tapón” en que se encontraba por los alrededores de la Avenida Luperón”.
Este es un relato de lo sucedido a esa joven el día del gran aguacero del 18 de mayo, que, como ya es costumbre, provocan largos y extendidos tapones en toda la geografía de la ciudad capital. Desde las 6:00 P.M. hasta las 10 PM permaneció la joven conductora buscando la forma de escaparse de las calles de la ciudad para llegar a su casa a descansar, cuando normalmente no tarda más de media hora.
Pero lo más atractivo de ese relato es que la joven “entaponada”, para reafirmar el momento que estaba viviendo, obtuvo una foto desde su celular, y del mismo aparato la envió por correo electrónico a la PC de su casa, para que sus parientes contemplaran la situación en que se encontraba en esos momentos. Apenas unos años o meses atrás, eso no era posible.
Invitados por Indotel, el jueves 20 asistimos a la celebración de los 15 años de la llegada del Internet a la República Dominicana.
Los avances de la humanidad van creando necesidades que se convierten en imprescindibles para los seres humanos, y aunque millones de personas no conocen esas herramientas, para la otra parte que sí las conoce, se han convertido en algo esencial para el desarrollo de sus vidas y sus actividades.
Y se ha democratizado de tal manera, con el avance impulsivo de Indotel y las diversas prestadoras de servicios, que ya no es sólo un privilegio de las ciudades, sino que su presencia ha llegado a lugares en cierto modo inaccesibles. Para poner un ejemplo, nos hemos encontrado con la informática desde el mismo lugar donde se inicia el camino hacia el Pico Duarte, hasta la última “puntica” de Samaná, conocida como Las Galeras.
Los que hasta hace unos años no sabíamos nada de lo que se llama Internet, con cierto dejo de vergüenza o temor escuchábamos a los jóvenes hablar de “chatiar”, de “arroba.com”, de “e,mail”, y hasta de un bachatero llamado Joselito.Com. Y uno, medio en silencio, se decía para sus adentros: “¡Y qué vaina será eso…!”. E incluso mi suegro llegó a mencionarme de “esos aparatos que se usan ahora”, pensando probablemente que se trataba de una máquina.
Aunque no todos están dotados de Internet, son más de mil los Centros de Capacitación en Informática que Indotel ha instalado en todo el territorio dominicano, y hasta se ha hablado de dotar a Haití de centros parecidos. Los resultados han sido tangibles.
Y lo menos es que, de no haber sido por el uso del Internet, en estos tiempos de atracos y violaciones al por mayor y detalles, las preocupaciones de los padres de aquella joven se hubiesen multiplicado hasta la saciedad.
Por todo eso, no nos queda más remedio que felicitar a todos los responsables de la llegada al país hace 15 años de esa nueva magia del conocimiento y de la comunicación social.
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