"Se espera que 'El Niño' disminuya en el Atlántico entre junio y noviembre (...), así que esta temporada de ciclones estará ligeramente por encima del promedio histórico", declaró a Efe Alberto Hernández Unzón, subgerente de Pronóstico Meteorológico del SMN.
De los ciclones previstos en 2010, alrededor de siete se producirán en el Atlántico, dijo el experto, quien señala que aún no se sabe cuántos llegarán a las costas de México ni con cuánta fuerza.
Sostuvo que los huracanes de los próximos meses "pueden ser más fuertes" de lo habitual por la cuenca del Atlántico debido a la retirada del fenómeno de "El Niño", un pronóstico que coincide con el de algunos expertos estadounidenses de la Universidad de Colorado.
"El Niño" consiste en un proceso de cambio en los vientos y las corrientes de aire que calienta la superficie del océano Pacífico en la zona tropical, se retira, y da paso a "La Niña", una fase caracterizada por temperaturas más frías.
"No todos los 'Niños' son iguales: pueden ser débiles, robustos, bonachones o traviesos. Pero el de este bienio ha sido muy intenso, sobre todo en el invierno, con tempestades muy fuertes que incluso alcanzaron a Europa", resaltó Hernández.
La recomendación del SMN, dijo, es que la población esté muy pendiente de las predicciones meteorológicas a partir de julio.
"Álex", "Bonnie", "Colin", "Danielle", "Earl", "Fiona", "Gastón", "Hermine", "Igor", "Julia" y "Karl" son los nombres asignados ya para los primeros ciclones que habrá en los meses de verano en el hemisferio norte por el Atlántico.
En la cuenca del Pacífico, en cambio, los huracanes son más fuertes cuando "El Niño" se encuentra en plena actividad, con lo que, de acuerdo con los patrones actuales, se espera que "Agatha", "Blas", "Celia", "Darby", "Estelle", "Frank" y "Georgette", los siete previstos hasta el momento, sean "más benévolos de lo normal", observó Hernández.
"El promedio de ciclones que alcanza la categoría de huracán en México -relató- es de tres a cinco cada temporada, aunque puede haber episodios mucho más activos".
Aún así Hernández puntualizó que "el número de impactos no tiene que ver con la intensidad, al igual que sucede con los terremotos".
A pesar de que el año pasado no se produjo ninguno "de consideración", ello no permite predecir cómo será el año siguiente.
Mientras 2005 fue una temporada en la que hubo 27 ciclones tropicales en la región de América del Norte y Central, al año siguiente la cifra cayó de forma drástica.
En cuanto a la influencia que el cambio climático, según algunos expertos, puede tener en los huracanes, Hernández dijo que no existen consensos aún y manifestó que "los pronósticos a largo plazo son muy difíciles de hacer".
"Ningún investigador se atrevería a decir qué tipo de huracanes esperamos en los próximos años", sostuvo el meteorólogo.
En sus pronósticos, México se apoya en la información que recopilan los aviones estadounidenses conocidos como "cazahuracanes", que realizan rutas de entre ocho y diez horas durante las cuales miden parámetros atmosféricos como el viento, la temperatura, la inestabilidad y la presión.
Estos aparatos son útiles para determinar la trayectoria de los meteoros y han sido de enorme importancia en el seguimiento de huracanes como "Wilma", que en 2005 alcanzó la categoría 5 en la escala Saffir-Simpson (la más alta, con vientos sostenido de más de 250 kilómetros por hora) y asoló las costas de Cuba, de México -que golpeó duramente el 20 y 21 de octubre-, y Florida (EE.UU.).
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