PANAMA.- El multimillonario Ricardo Martinelli, ganador con el 57% de las elecciones de Panamá frente a la candidata del partido oficial, Balbina Herrera, ha dicho que tiene como modelo de gobernante en América Latina al Presidente dominicano Leonel Fernández, del que alaba “su centrismo, su atención a los pobres y su apertura a la inversión extranjera”.
Una nota distribuida por las agencias noticiosas y publicada en el diario español El País identifica a Martinelli como un magnate de centro-derecha que ganó cómodamente las elecciones presidenciales de Panamá con unos 18 puntos de ventaja sobre su más directa rival, Balbina Herrera, del oficialista Partido Revolucionario Democrático (PRD). Martinelli acumuló poco más del 57% de los votos mientras Balbina Herrera sólo consiguió el 39%.
Se confirmaba así lo que las encuestas habían vaticinado: que el multimillonario de centro derecha lograría desbancar del poder a los socialdemócratas de Martín Torrijos a pesar de la innegable popularidad del Presidente Torrijos cuya gestión, marcada por los trabajos de ampliación del canal y por el auge económico, cuenta con el respaldo del 54% de los panameños.
"Le doy las gracias al pueblo panameño y le aseguro que haré un Gobierno de unidad nacional", comentó Martinelli en la breve conversación telefónica que sostuvo con el magistrado del tribunal electoral, informó.
El magnate y presidente electo de Panamá pone como su modelo de gobernante al Presidente dominicano Leonel Fernández, del que alaba su "centrismo, su atención a los pobres y su apertura a la inversión extranjera" y critica con dureza a la "izquierda populista con sueños de opio".
Un total de 2,2 millones de votantes estaban llamados a las urnas en este pequeño y estratégico país de 3,5 millones de habitantes por donde transita el 5% del comercio mundial.
Tres factores parecen explicar el viraje en el voto de los panameños: el descontento provocado por la subida de los precios y por una criminalidad rampante (pese al crecimiento medio anual del 8,7%, Panamá arrastra aún un índice de pobreza del 28% y profundas desigualdades); la vibrante campaña de Martinelli, que supo conectar con las inquietudes sociales y el rechazo que generó Balbina Herrera, de 54 años, veterana política, ex alcaldesa de la capital y ex ministra de Vivienda, lastrada por sus vínculos con el ex dictador Manuel Antonio Noriega hoy preso en Estados Unidos.
El multimillonario Martinelli, de 57 años, es dueño de la principal cadena de supermercados de Panamá y enarboló medidas sociales para los más desfavorecidos (ha prometido, por ejemplo, una pensión mensual a los jubilados sin prestaciones), mano dura contra la delincuencia y la corrupción y un impulso decidido a la infraestructura pública con proyectos como el Metro en Ciudad de Panamá y puertos para cruceros.
Su prioridad será el impulso a las inversiones, con la firma de un tratado económico preferencial con Estados Unidos y el acercamiento a China (segundo usuario del Canal de Panamá) lo que obligará a revisar la tradicional relación con Taiwan.
A Martinelli le respalda una fama de gestor eficaz, labrada no sólo en su vida empresarial, sino también en cargos públicos, como ministro del Canal de Panamá entre 1999 (cuando pasó a manos panameñas en cumplimiento de los tratados Torrijos-Carter) y 2004. En esa etapa, defendió la ampliación de la vía interoceánica, que Martín Torrijos ha materializado y que Martinelli deberá concluir.
Los trabajos, con una inversión prevista de $5.000 millones de dólares duplicarán la capacidad de tránsito del Canal de Panamá por el que hoy cruzan 14,000 barcos al año y que en 2008 generó ingresos récords.
Una nota distribuida por las agencias noticiosas y publicada en el diario español El País identifica a Martinelli como un magnate de centro-derecha que ganó cómodamente las elecciones presidenciales de Panamá con unos 18 puntos de ventaja sobre su más directa rival, Balbina Herrera, del oficialista Partido Revolucionario Democrático (PRD). Martinelli acumuló poco más del 57% de los votos mientras Balbina Herrera sólo consiguió el 39%.
Se confirmaba así lo que las encuestas habían vaticinado: que el multimillonario de centro derecha lograría desbancar del poder a los socialdemócratas de Martín Torrijos a pesar de la innegable popularidad del Presidente Torrijos cuya gestión, marcada por los trabajos de ampliación del canal y por el auge económico, cuenta con el respaldo del 54% de los panameños.
"Le doy las gracias al pueblo panameño y le aseguro que haré un Gobierno de unidad nacional", comentó Martinelli en la breve conversación telefónica que sostuvo con el magistrado del tribunal electoral, informó.
El magnate y presidente electo de Panamá pone como su modelo de gobernante al Presidente dominicano Leonel Fernández, del que alaba su "centrismo, su atención a los pobres y su apertura a la inversión extranjera" y critica con dureza a la "izquierda populista con sueños de opio".
Un total de 2,2 millones de votantes estaban llamados a las urnas en este pequeño y estratégico país de 3,5 millones de habitantes por donde transita el 5% del comercio mundial.
Tres factores parecen explicar el viraje en el voto de los panameños: el descontento provocado por la subida de los precios y por una criminalidad rampante (pese al crecimiento medio anual del 8,7%, Panamá arrastra aún un índice de pobreza del 28% y profundas desigualdades); la vibrante campaña de Martinelli, que supo conectar con las inquietudes sociales y el rechazo que generó Balbina Herrera, de 54 años, veterana política, ex alcaldesa de la capital y ex ministra de Vivienda, lastrada por sus vínculos con el ex dictador Manuel Antonio Noriega hoy preso en Estados Unidos.
El multimillonario Martinelli, de 57 años, es dueño de la principal cadena de supermercados de Panamá y enarboló medidas sociales para los más desfavorecidos (ha prometido, por ejemplo, una pensión mensual a los jubilados sin prestaciones), mano dura contra la delincuencia y la corrupción y un impulso decidido a la infraestructura pública con proyectos como el Metro en Ciudad de Panamá y puertos para cruceros.
Su prioridad será el impulso a las inversiones, con la firma de un tratado económico preferencial con Estados Unidos y el acercamiento a China (segundo usuario del Canal de Panamá) lo que obligará a revisar la tradicional relación con Taiwan.
A Martinelli le respalda una fama de gestor eficaz, labrada no sólo en su vida empresarial, sino también en cargos públicos, como ministro del Canal de Panamá entre 1999 (cuando pasó a manos panameñas en cumplimiento de los tratados Torrijos-Carter) y 2004. En esa etapa, defendió la ampliación de la vía interoceánica, que Martín Torrijos ha materializado y que Martinelli deberá concluir.
Los trabajos, con una inversión prevista de $5.000 millones de dólares duplicarán la capacidad de tránsito del Canal de Panamá por el que hoy cruzan 14,000 barcos al año y que en 2008 generó ingresos récords.
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