MADRID.- Apenas le ha dado tiempo a poner en marcha su ambiciosa agenda legislativa en los ocho meses y medio que lleva en la Casa Blanca, pero el comité de los Nobel considera que sus "extraordinarios esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos" merecen un galardón. Contra todo pronóstico, Barack Obama ha ganado el Nobel de la Paz 2009.
Las apuestas daban como favoritos, entre otros, a la senadora colombiana Piedad Córdoba, mediadora con las FARC, o al primer ministro zimbabuense, Morgan Tsvangirai, quien consiguió arrancar al dictador Robert Mugabe un Gobierno de unidad tras meses de negociaciones. Pero el comité ha dejado a todos boquiabiertos con su decisión, que a diferencia de otros años no parece basarse en hechos sino en palabras y buenas intenciones.
"Como presidente, Obama ha creado un nuevo clima en la política internacional. La diplomacia multilateral ha recuperado un puesto prioritario, con énfasis en el papel que pueden desempeñar la ONU y otras instituciones internacionales", explican los organizadores.
El primer inquilino negro del Despacho Oval ha dado paso a una nueva etapa en la que parece posible "un mundo libre de armas nucleares" liderado por una gran potencia que, por otro lado, "ahora juega un papel más constructivo para enfrentarse a los enormes desafíos del clima", según argumentan sin mencionar expresamente a su predecesor, George W. Bush.
'Esperanza' después de Bush
Pero quizá es precisamente Bush quien ha hecho tan "esperanzador" a Obama a ojos del comité de los premios Nobel. Tras ocho años de polémica gestión en Washington, la llegada de un nuevo presidente dotado de una poderosa oratoria ha supuesto un soplo de aire fresco en la diplomacia internacional. Así lo creen quienes le entregarán el galardón el próximo 10 de diciembre, convencidos de que "muy pocas veces una persona había captado hasta ese punto la atención del mundo y le había dado a la gente esperanza para un futuro mejor".
La explicación oficial, publicada en el sitio web de la Fundación Nobel, no menciona ni un solo logro tangible. Podría decirse que el premio se debe a sus grandes discursos, como el dirigido a los musulmanes desde El Cairo el pasado junio, aunque de la mención a la desnuclearización se deduce que también han pesado las renacidas negociaciones con Irán y Corea del Norte o el acuerdo con Rusia para un futuro desarme.
Nada más conocerse la concesión del premio, la Red bullía con la 'bomba' informativa. Por ejemplo, en Twitter, el popular sitio de 'microblogging' o mensajes breves en tiempo real, los términos 'Nobel Peace Prize' y 'Nobel Prize' se colocaron en primera posición de lo más comentado del día en apenas siete minutos. Pasada una hora, 'Nobel' abría camino a 'Obama', que ocupaba tres de los cuatro primeros puestos del ranking.
Está por ver cómo reaccionará el gobernante al conocer su imprevisto éxito —sólo unos días después del fracaso de la candidatura de Chicago 2016 en Copenhague—, puesto que aún eran las cinco de la madrugada en Washington cuando se anunció el galardón. Por ahora, el único comentario extraoficial ha llegado de la mano de su portavoz: "¡Guauuuu!". Boquiabierto, como todos.
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