ESTAMOS EN FUTBOL

Miembros equipo fútbol de Moca, década de los 70.

FOTO -1 Parados, de izquierda a derecha: Juan Lantigua, Eduardo, Humberto Cabreja, Pedro Cruz, Félix Disla*, Santos, Padre Vicente, Chelo Durán y Papi de León.
Inclinados, de izquierda a derecha: José Rafael Lantigua?, Taverita, Andrés Comprés, Fey Martínez, Tinín Reynoso y Fey García.
*Actualmente Disla participa en la transmisión exclusiva del Mundial de Fútbol para la República Dominicana, junto con Jorge Rolando Bauger.

Foto No. 2

Entre otros, aparecen: Pedro Cruz, Padre Vicente, Cañón Olivo, Andrés Barrientos, Henry Estrella, Juan Miñá, Antonio Cota, Juan Lantigua y Papi Sosa.

Por: Luis Manuel Brito Ureña

Cada domingo de fútbol en el Play Don Bosco de Moca era un motivo de regocijo y de combate al aburrimiento. En esos primeros tiempos, cuando había campeonatos a nivel nacional, a nuestro suelo venían fanáticos dominicanos y españoles de Santo Domingo, Santiago y otras localidades a participar en, o a contemplar los juegos.

No hay que olvidar que quienes impusieron esa moda en nuestro pueblo fueron los sacerdotes españoles salesianos. Nosotros, entonces niños, nos asombrábamos bastante cuando daban unas patadas con tal fortaleza que subían el balón al cielo.

Posteriormente, al Padre Adolfo le pusieron el sobrenombre de “bombín” (palabrita rara para nosotros) porque una vez estuvo preguntando con insistencia por este instrumento que se utiliza para inflar la pelota. Y en los juegos en los que participaba el Padre Vicente, las chicas se volvían locas al ver a este buen mozón y juvenil sacerdote moverse por el terreno de juego.

A veces sucedía que si el equipo mocano perdía, los fanáticos se lo atribuían a trampas del árbitro, por lo que en más de una ocasión llegaron a apedrearle el carro, como sucedió una vez con el Sr. Pichardo, de Santo Domingo.

Cada cuatro años estoy entre los que se desviven por ver todos los juegos del Mundial de Fútbol; como esta vez, donde ya las emociones han comenzado a acumularse con cada partido celebrado en Sudáfrica, en donde antes del gobierno de Nelson Mandela y la terminación del apartheid, los negros no podían jugar, en una franca ridiculez histórico-deportista.