martes, 16 de noviembre de 2010

Ramón Leonardo y el tiempo

Ramón Leonardo y el tiempo
Luis Manuel Brito Ureña

Es inexorable.
El tiempo, en determinados aspectos, ha tenido que cambiar.
Antes, los policías lo esperaban para impedirle entrar a un pueblo, o para llevarlo a la cárcel por estar cantando canciones prohibidas,  o por supuestas alteraciones del orden público. Y él tenía que salir huyendo por los callejones cercanos al lugar donde se presentaba.
Ahora, los policías de Amet fueron el 29 de octubre al Teatro Don Bosco para organizar el tránsito en el acto de puesta en circulación del libro "Historia de mi Voz", de Ramón  Leonardo.
Él, que en los primeros años de la década del 70 recorrió todo el país dando a conocer su producción, romántica a veces, “subversiva” otras tantas; y cristiana también, hará unos años que regresó del extranjero y está ofreciendo sus servicios en el país.
Los cincuentones de ahora tenemos que recordar las serenatas que dábamos con canciones tales como “Será más bello el mundo”, “Sí o sí”, “Aquel amor”, “La vida se va y no vuelve”, “Lo que yo quiero de ti”, “Los celos”, y “Camino hacia el altar”.
Pero también Leonardo musicalizó poemas como “Compadre Mon”, de Manuel del Cabral y “Hay un país en el mundo”, de Pedro Mir.
También se fue por el lado del contenido social y cristiano y compuso e interpretó canciones tales como “Juventud”, “Somos iguales”, “Hay que amar” y “El niño campesino”.
Pero lo que colmó las ganas de reprimirlo, y de hecho lo hicieron, fueron las interpretaciones de las composiciones de Chico González llamadas “Francisco Alberto”, “Abra las rejas Señor Gobierno”, y “Soldado yo te pregunto”, con el Grupo Expresión Joven, al cual también perteneció el mocano Puro Eduardo López (Guare).

Ramón Leonardo en sí, es sinónimo de cultura popular, y a la par, reivindicativa.

En su libro, Ramón relata anécdotas ocurridas en el discurrir de su vida artística. El día de la presentación en Moca dijo en forma jocosa que esa obra le ha traído problemas, pues en algunos sitios le han reclamado el por qué no incluyó tal o cual hecho sucedido en uno u otro pueblo.
El Dr. Artagnán Pérez, muy amigo de su padre, estuvo presente en el acto y confirmó algunas de las afirmaciones hechas “por este muchacho”; a quien siempre tenía que ir a sacar de la cárcel, cuando las autoridades policiales lo apresaban por estar ejerciendo su oficio de cantor. Y todo –agrego yo- por culpa de Caamaño; de la Universidad; de los presos políticos.
En su libro expresa: “La situación estaba muy tensa. No podía ir a cantar, porque me hacían preso o no me dejaban actuar. Los lugares eran militarizados. Los apagones programados, para que la gente no saliera; era una verdadera persecución física y psicológica”.
Mientras interpretaba algunas de sus canciones, en las pausas conversaba con el público, para decirle que no se sentía representado por la sociedad que tenemos, pues no es lo que él soñó. Y en el libro, confiesa que “Podría haber elegido el camino de la “fortuna”, pero decidí el camino del compromiso popular. Y la vida no es más que el resultado de pequeñas decisiones diarias”.
En la última página expresa con cierta amargura:
“Aquellos que combatieron a Balaguer y criticaron su accionar, lo han imitado y superado; pues además de aplicar en gran parte sus políticas de gobierno, antes mencionadas; la superan en el campo del dispendio y el endeudamiento. Han entregado el país, por ineficiencia e incapacidad, al narcotráfico; vivimos fuera del imperio de la ley: sin disciplina y faltos de autoridad”.

Lo anterior me trae a la memoria la canción del argentino Leonardo Favio que nos dice: “Gracias le doy al cielo por el regalo, de saber quién es Cristo, y quién es el Diablo”.

Y es que el tiempo, en determinados aspectos, ha tenido que cambiar. Es inexorable. Sólo que no siempre cambia para bien.
 
drbritou@hotmail.com

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