miércoles, 6 de octubre de 2010

Incongruencia de la vida

Por: Elis Comprés
Hoy cuando vivimos en la cúspide del conocimiento teniendo la tecnología a nuestra disposición,  como es el caso del Internet,  que ha convertido  nuestro planeta tierra en una aldea como nos diría Thomas Friedman, nos damos cuenta que  la sociedad construida  en el pináculo del conjunto de técnicas carece de valores éticos y morales que son el eje central de la convivencia entre los seres racionales.
Ha estado creándose una humanidad con ningún sentido de respeto de los derechos individuales y colectivos. Esto nos hace reflexionar que más que una sociedad de conocimiento necesitamos una sociedad de sabiduría que al usar estas herramientas cargadas de información, los niños, jóvenes y la sociedad en su conjunto  no pierdan tiempo llenando su mente de contenido que carezca de valías para su desarrollo moral.
Lo que necesita esta sociedad es esa Sapiencia que les permita usar la tecnología para llenarnos de  valores,  que nos permitan crecer como humanos consiente de la necesidad de integración de los diferentes núcleos de la sociedad, como la familia, para cohabitar en un mundo globalizado.
 La importancia que ahora tienen los valores en nuestra sociedad, en la actualidad, es un tema muy debatido ya que dichos valores, deben ser inculcados a los niños desde pequeños. Estos valores, sin embargo, se están perdiendo día a día, de forma que los adolescentes carecen de ellos y esto se hace patente en el sistema educativo desde el cual se deben seguir desarrollando la educación en valores que previamente se debe iniciar desde el seno familiar; pero ni en uno, ni en otro.
Todo tiene una razón de ser. Hoy en la familia que es el núcleo donde deben fundarse esos patrones, no se está haciendo nada para que estos valores éticos y morales puedan germinar en su prole para que esto pueda generar una nueva sociedad basada en estos principios fundamentales de la vida.
La educación ha perdido el norte, ha caído en la indefinición y ha olvidado su objetivo fundamental: la formación de la personalidad. Una formación que corresponde, sobre todo, a la familia, pero también a la escuela, a los medios de comunicación, al espacio público en todas sus manifestaciones. Urge, por tanto, volver a valores como el respeto, la convivencia, el esfuerzo, la equidad o la utilización razonable de la libertad, que debería ser el norte en la era del conocimiento por contar hoy con los instrumentos tecnológicos que nos permite ilustrarnos con la sapiencia y obrar sabiamente al usarlo
Como incongruencia de la vida cuando vivimos en la cúspide del conocimiento, vivimos en las tinieblas de la sabiduría.


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