domingo, 21 de febrero de 2010

Opinión

Preocupaciones Cotidianas
Luis Manuel Brito Ureña
Uno vive lleno de preocupaciones, y éstas nos arropan de forma tal que con frecuencia anulan la vida cotidiana. Vivimos enfrentándolas, y a veces nos derrotan, y otras veces las derrotamos, permitiéndonos salir airosos de situaciones difíciles.

Al enfrentarnos con la solución de un determinado problema, el desarrollo de la vida a veces se queda colgando de un hilo, porque nos concentramos única y exclusivamente en el problema del momento, no importa la gravedad o la levedad del mismo. Echamos de lado todo nuestro potencial y nos concentramos en una sola arista, de tantas y tantas que tenemos que resolver. El descanso nocturno se nos va de la mano, y nos acostamos y levantamos con el mismo preocupante pensamiento. Nos volvemos una m.

El discurrir de la vida es así, y la vida sin problemas, no es vida. El que no los tiene, no está vivo.
Hace unos cuantos años, cuando era estudiante de la Licenciatura en Letras Puras en la UASD, y mientras cursaba la asignatura Autores Españoles, conocí una frase que siempre me ha acompañado y me ha servido de mucho en el discurrir constante por los vericuetos de esta vida.
Su autor es Angel Ganivet, precursor de la Generación Literaria del 98 (finales del siglo XIX), y este escritor no sabe las tantas veces que he difundido su pensar cuando algún estudiante o amigo (a), ha tenido la confianza de contarme sus “rompecabezas”.

El confesar a los otros nuestras preocupaciones, tal vez pueda cansarlos y probablemente el hacerlo no sea la solución a las mismas, pero el hecho de externarlas contribuye a alentarnos, y como consecuencia inmediata, se convierte en un paso hacia su alivio, o hacia su solución. Lo peor sería retenerlas en nuestras profundidades.

Creo que un buen remedio es lo que nos dice Ganivet:

“No te dejes vencer por nada extraño a tu espíritu; piensa en medio de los accidentes de la vida, que tienes dentro de ti una fuerza madre, algo fuerte e indestructible, como un eje diamantino, alrededor del cual giran los hechos mezquinos que forman la trama del diario vivir; y sean cuales fueren los sucesos que sobre ti caigan, sean de los que llamamos prósperos, o de los que llamamos adversos, o de los que parecen envilecernos con su contacto, mantente de tal modo firme y erguido, que al menos se pueda decir siempre de ti que eres un hombre”.

No hay comentarios: