Namphí Rodríguez Especial para LISTÍN DIARIO
¿Qué trascendencia tiene el apagón analógico que dará paso a la implantación de la televisión digital en el año 2015, cinco décadas después del inicio de las transmisiones terrestres convencionales de televisión abierta en el país? Sin duda que para un presidente como Leonel Fernández, que le ha tocado pilotar el cambio tecnológico de la sociedad dominicana, se trata de rescatar el tiempo perdido en la agenda global para impulsar la actualización de nuestros medios de comunicación, a la vez que se contribuirá con un mejor aprovechamiento del espectro radioeléctrico mediante la liberación de frecuencias que podrán ser utilizadas para otros servicios de telecomunicaciones, como telefonía móvil, radiodifusión, redes wifi o satélites.
La transmisión de señales digitales de televisión multiplica el número de emisoras análogas, de forma que por el espacio que ocupa un canal convencional pueden viajar hasta cuatro digitales gracias a un sistema que comprime las señales, pero también se logra una sustancial mejora en nitidez y brillo de la imagen y del sonido.
En el país, los medios de comunicación han experimentado un gran avance gracias al sistema de libertad de expresión que impera, no obstante, desde el punto de visto tecnológico, la radio y la televisión son la cenicienta del dinámico mundo de las telecomunicaciones.
Ese regazo se explica en que la Ley General de Telecomunicaciones (Ley 153-98) es diametralmente opuesta a su predecesora, la Ley 118, que creaba la Dirección de Telecomunicaciones como una dependencia de la Secretaría de Obras Públicas y que estaba esencialmente dirigida a la radio y la televisión.
Al presidente Fernández le correspondió en 1998 aprobar y poner en funcionamiento el nuevo marco regulador de las telecomunicaciones que instituyó el Indotel como ente rector y creó un contexto jurídico que permitió zanjar viejas y profundas diferencias entre los actores del sistema de telecomunicaciones, con lo cual se puso fin a la discrecionalidad, la falta de transparencia y la politiquería en el otorgamiento de las concesiones y licencias a los operadores privados.
Ese nuevo marco jurídico impulsó el crecimiento del sector, al punto de que en los últimos 15 años se ha convertido en uno de los principales receptores de inversión extranjera , con un aporte sostenido al productor interno bruto (PIB) promediado en un 20%. Por supuesto, todo no ha sido color de rosa, aún tenemos grandes claroscuros en el sector: la gran masa de la telefonía se concentra en el llamado “cinturón dorado”, cinco o seis provincias (Santo Domingo, Santiago, Romana, Puerto Plata, Distrito Nacional y Espaillat), la cobertura de Internet sigue siendo limitada (23 y el 28% ) y proyectos como el del servicio universal que llevaría telefonía a las empobrecidas comunidades rurales, han sido guardados en el baúl del Indotel en estos últimos seis años.
LA REALIDAD QUE IMPONE LO NUEVO
TECNOLOGÍA:
Hay que tomar en consideración los desafíos que se le presentan a las televisiones locales y provinciales en un mercado de mayor competitividad como el digital. El modelo adoptado tendrá que definir prioridades en el amplio espectro de la tecnología digital, de manera que, por ejemplo, no se hace necesario que se obligue a los operadores de canales a transmitir en alta definición (HDTV).
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