Por :Luis Manuel Brito Ureña
“Brevísima Relación de la Destrucción de Las Indias” es la obra cumbre de Fray Bartolomé de las Casas. En ella, describe con muchos detalles las vejaciones y crueldades a granel sufridas por los indios de parte de los conquistadores españoles provenientes de la que hoy, orgullosamente, llamamos “La Madre Patria”.
A continuación, transcribiremos textualmente algunos fragmentos escogidos, que nos dan una idea de la actitud de los españoles ante los antiguos habitantes de esta isla y de lo que luego se llamó “América”.
“Hacían apuestas sobre quién de una cuchillada abría el hombre por medio, o le cortaba la cabeza de un piquete, o le descubría las entrañas. Tomaban las criaturas de las tetas de las madres por las piernas, y daban de cabeza con ellas en las peñas”.
“Hacían unas parrilladas de varas sobre horquetas y atábanlos en ellas y poníanles por debajo fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos, en aquellos tormentos, desesperados, se les salían las ánimas”.
“Atado al palo (se refiere al cacique Hatuey) decíale un religioso de Sant Francisco, algunas cosas de Dios y de nuestra fe, y que si quería creer aquello que le decía, que iría al cielo, donde había gloria y eterno descanso, y si no, que había de ir al infierno a padecer perpetuos tormentos y penas. Él, pensando un poco, preguntó al religioso si iban cristianos al cielo. El religioso le respondió que sí, pero que iban los que eran buenos. Dijo luego el cacique sin más pensar, que no quería él ir allá sino al infierno, por no estar donde estuviese y por no ver tan cruel gente”.
“Allí vide tan grandes crueldades que nunca los vivos tal vieron ni pensaron ver…comenzaron unos a huir a los montes, otros a ahorcarse de desesperados, y ahorcábanse maridos y mujeres, y consigo ahorcaban los hijos”.
“Contra los estragos y muertes y crueldades que en cada una hicieron sería sin duda una cosa dificilísima e imposible de decir, y trabajosa de escuchar”.
“Y lo que más espantable es, que a los que de hecho obedecen ponen en aspérrima servidumbre, donde con increíbles trabajos y tormentos más largos y que duran más que los que les dan metiéndolos a espada, al cabo perecen ellos y sus mujeres e hijos, y toda su generación”.
“Yendo cierto español con sus perros a caza de venados o de conejos, un día, no hallando qué cazar, parecióle que tenían hambre los perros, y toma un muchacho chiquito a su madre, y con un puñal córtale a tarazones los brazos y las piernas, dando a cada perro su parte, y después de comidos aquellos tarazones, échales todo el corpecito en el suelo a todos juntos”.
“Hay otros que se van a cazar las mañanas con sus perros, y volviéndose a comer, preguntados cómo les ha ido, responden: “Bien me ha ido, porque obra de quince o veinte bellacos (indios) dejo muertos con mis perros”. Todas estas cosas y otras diabólicas vienen agora probadas en procesos que han hecho unos tiranos contra otros”.
“Todas estas cosas están probadas con muchos testigos por el fiscal del Consejo de las Indias, y la probanza esté en el mismo Consejo, y nunca quemaron vivos a ningunos destos tan nefastos tiranos. Y no es nada lo que está probado con los grandes estragos y males que aquéllos han hecho, porque todos los ministros de la justicia que hasta hoy han tenido en las Indias, por su grande y mortífera ceguedad, no se han ocupado en examinar los delictos y perdiciones y matanzas que han hecho y hoy hacen los tiranos de las Indias, sino en cuanto dicen que por haber fulano y fulano hecho crueldades a los indios, ha perdido el rey de sus rentas tantos mil castellanos”.
“Sabido por los indios, mataron gran cantidad de cristianos, con justísima y sancta guerra, por las causas justísimas que tuvieron, como dicho es. Las cuales, cualquiera que fuere hombre razonable y justo las justificara”.
“Y más afirmo, que no cometieron contra los cristianos un solo pecado mortal que fuese punible por hombres, y sé por cierta e infalible ciencia que los indios tuvieron siempre justísima guerra contra los cristianos, y los cristianos una ni ninguna nunca tuvieron justa contra los indios”.
“Después que se descubrieron las Indias hasta hoy, nunca en ninguna parte dellas los indios hicieron mal a cristiano sin que primero hobiesen recebido males y robos y traiciones dellos. Antes siempre los estimaban por inmortales y venidos del cielo y como a tales los recebían, hasta que sus obras testificaban quién eran y qué pretendían”.