Autor: Félix Makemk
Santo Domingo, D.N.- Se advierte en cuatro derrotas electorales
seguidas que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) perdió credibilidad
ante el pueblo, pero no obstante busca reposicionarse, en las elecciones de mayo
próximo, sin corregir deficiencias y errores.
Cobró en daños la escasa preparación política de
su militancia, y las “estrategias”permanentes basadas en falsedades para
oponerse a los regímenes de Trujillo, desde el exilio en 1939 cuando se fundó
el PRD en Cuba y New York, y desde 1966 con la llegada al poder del Partido
Reformista.
Mentiras sin sonrojo ante medios de comunicación,
vienen siendo percibidas por una población instruida con el tiempo, con más
escuelas, universidades e institutos, y la llegada de medios electrónicos de
comunicación, han hecho estragos en un Partido Revolucionario Dominicano
resagado, anclado en los años 70, y que en cuatro gobiernos no puede exhibir una
obra tangible, o no tangible, que motive a los votantes.
En 1963 Juan Bosch sucumbió a siete meses de
fundado su gobierno, Antonio Guzmán (1978- 82), avergonzado por los actos de
corrupción se disparó un tiro; en 1982-86 Salvador Jorge Blanco pisó cárcel
acusado de malversar fondos públicos, y en el período 2000-2004 Hipólito Mejía
vio llegar una “noche de espantos”, 13 de mayo de 2003 cuando se decretó el
cierre de Baninter. Luego la debacle con alzas en los precios de alimentos,
dólar inestable y un sistema bancario a punto de sucumbir porque la crisis
arrastró a Bancrédito, Mercantil y del Progreso.
Deleznables y perversos, en los gobiernos de
Trujillo ni de Balaguer faltaba exagerar sucesos para infamarlos, estaban ahí a
la luz del día, pero el PRD desde el exilio se alimentó de mentiras, y con
dirigentes sin formación en Santo Domingo la práctica se convirtió en táctica
repetidas por un pueblo que le seguía.
El nacimiento del PLD en 1973 resultó letal a los
propósitos del Partido Revolucionario Dominicano, por la formación de cuadros
políticos bajo el esquema de educación, disciplina y organización; Bosch, su
mentor, inspiró en las milenarias formaciones de la cultura china, la religión
católica y las fuerzas armadas, de los países del mundo, para lograr un partido
sólido y unificado y una militancia consciente, con sentido nacional.
“Nos preocupamos mucho por la oposición, y no por
la educación”, se lamenta Milagros Ortiz Bosch cuando admite la escasa
preparación de la militancia perredeista.
Bosch, una figura que él construyó con sentido de
honestidad, con lauros de depurado escritor literario, inauguró círculos de
estudios para la formación política de sus seguidores, sumado a Vanguardia del
Pueblo un periódico que denunciaba con la verdad, solo con la verdad, daban
fisonomía a un PLD que se decía marxista, no así leninista, en el que se
acercaron como miel en panal una clase media intelectualizada que quería
participación sin la violencia de otros tiempos.
De esta manera creció el PLD hasta llegar al
poder en 1996, y este año 2012 completa tres períodos de gobierno, 39 años
después de su fundación.
Mientras tanto mueren y envejecen los viejos
robles del PRD, o se ponen en retiro, sin haber formado políticamente relevos
que alcen las manos, en condiciones de competir, frente a un escenario distinto
a los años 60´ y 70, abierto a nuevas tecnologías, con un Leonel Fernández
líder indiscutible del PLD y de la República Dominicana, intelectual,
actualizado, sereno y visionario.
Milagros Ortiz, Ivelisse Prat, Suberví Bonilla,
Franco Badía, Hugo Tolentino, Emmanuel Esquea, Tonty Rutinel, son de los pocos
viejos robles que insisten en avanzar, estando estancados, con el mismo esquema
de trabajo en un nuevo siglo que lleva más de una década de haberse
iniciado.
La posición ante el centro de cómputo de la Junta
Central Electoral y las declaraciones de Hipólito de que las bases pasarán por
encima a Miguel Vargas, por su actitud frente a su candidatura, son muestras
del enredo como hilo enmadejado en que se desenvuelve el PRD.
El PRD perdió las elecciones congresuales y
municipales de 2002, las presidenciales de 2004, las congresuales y municipales
de nuevo de 2006 para unificar los procesos, las presidenciales otra vez en 2008
y las congresuales y municipales por seis años de 2010. Pero no escarmienta.
El propio Mejía, Alfredo Pacheco y José Gabriel
García han declarado por separado que la candidatura presidencial del PRD
aventaja con 20 puntos a Danilo Medina, del PLD.
La entrega Gallup- Hoy, sin embargo, en noviembre
pasado acredita a Hipólito Mejía con 47.9% y a Danilo Medina en segundo lugar
con un 42.6%.
Dos meses después de esta última medición el PLD
escogió a Margarita Cedeño como candidata vice presidencial, inició de lleno la
campaña gráfica y televisiva de Danilo Medina y recibió del doctor Leonel
Fernández un apoyo manifiesto e irrestricto.
Un dato más reciente el de la Penn- Shoen,
conocido este lunes 23 de enero, que da ventaja a Danilo con un 46% frente a un
44% del aspirante Hipólito Mejía.
Sobran argumentos, pues, para indicar que el
panorama ha cambiado.
Pero el PRD se aferra a la idea de que todo está
como empezó, Hipólito Mejía arriba en la percepción de la gente y en la
preferencia electoral, como mitómano que sin advertirlo se engaña así mismo.
El PRD obsoleto, cuyo ciclo histórico debió
concluir en 1986 con la llegada al poder nueva vez del doctor Balaguer, una
vergüenza y doloroso error histórico que vivió su dirigencia, se mantiene a
estas alturas enredado en las patas de los caballos, sin salida, pero queriendo
llegar otra vez al gobierno sin por lo menos ponerse de acuerdo en situaciones
elementales como la que promueven Hipólito y Miguel Vargas, quien se resiste,
siendo presidente del PRD, apoyar el primero en las elecciones próximas.
Históricamente el balance es negativo para el
PRD, en los últimos 26 años sólo ha gobernado cuatro, del 2000- 2004.
En tanto el país se moderniza, avanza, crece a un
ritmo anual de un 5.5% del PIB; edificaciones de torres modernas cambian la
ciudad; las líneas del metro colocan a República Dominicana a otro nivel,
tiendas de renombre internacional abren sus puertas, tecnologías de punta a todo
alcance, jipetas de lujo en las calles y para vacaciones en el hogar se habla de
resort, mientras se expande el comercio en las cuatro direcciones.
En medio de ese escenario Tonty Rutinel se
insubordina en una cárcel, queriendo ser víctima de su propio absurdo, hace el
ridículo ante el mundo sin advertir que la República Dominicana inaugura una
nueva era, y que los años 70 hace décadas quedaron atrás.
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